El suicidio sigue siendo uno de los desafíos más serios en Goya. Así lo refleja el más reciente informe que destaca la complejidad de este fenómeno, originado por una combinación de factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales. En menos de 24 horas, fueron asistidas tres personas con autoagresión en la guardia del Hospital Regional “Camilo Muniagurria”.
En las últimas horas, dos mujeres y un joven -menor de edad- fueron asistidos en el nosocomio local y quedaron internados atendidos por médicos especialistas.
Abordarlo de manera efectiva requiere planificación, compromiso sostenido y una estrategia integral de prevención, articulando acciones interinstitucionales, es el permanente y reiterado llamado del Obispo de la Diócesis de Goya, monseñor Adolfo Ramón Canecín.
El obispo insiste en que hay “acciones puntuales que se llevan adelante pero hay que actuar en red” y en las homilías remarca la importancia de visibilizar esta problemática, y afirma que “contar con información clara y actualizada es clave para diseñar estrategias públicas más efectivas”.
El suicidio se clasifica en dos tipos: sin desenlace fatal (cuando hay intención de morir pero el intento no resulta en la muerte) y con desenlace fatal (cuando el intento sí provoca la muerte). Ambas formas requieren atención y seguimiento.
El grupo más afectado por los intentos de suicidio son las adolescentes de entre 15 y 19 años, con cifras que duplican a las de los varones de la misma edad, según un informe estadístico local, en la que toma conocimiento la Policía de la Provincia.
Detectar a tiempo los signos de riesgo es crucial para prevenir el suicidio. Prestar atención a señales como expresiones verbales sobre la muerte, cambios bruscos en el comportamiento, el ánimo, el sueño o la alimentación, aislamiento social, actos de despedida o búsquedas de métodos para autolesionarse.
La aparición de una o más de estas señales no implica necesariamente un intento de suicidio, pero sí justifica buscar ayuda profesional.
Entre los factores de riesgo estructurales se destacan el consumo problemático de sustancias, antecedentes de salud mental, situaciones de violencia, falta de contención social y dificultades para acceder a servicios especializados.
El suicidio rara vez es un hecho aislado; muchas veces es consecuencia de un sufrimiento prolongado, desigualdad y falta de atención en salud mental.