El papa Francisco no pudo participar del tradicional Vía Crucis en el Coliseo de Roma

Si bien había preparado las lecturas para formar parte de la ceremonia de la que participaron unas veinte mil personas, decidió guardar reposo.

A pesar de haber preparado las lecturas que se leyeron este viernes durante el tradicional Vía Crucis en las inmediaciones del Coliseo romano, el Papa Francisco no pudo estar presente ya que sigue recuperándose de los problemas de salud que lo tuvieron ingresado en un hospital durante más de un mes.

Unas 20.000 personas participaron de la ceremonia de conmemoración de la Pasión de Cristo, meditando sobre las principales etapas que llevaron a su crucifixión. “La vía del Calvario pasa por nuestras calles todos los días. Nosotros, Señor, por lo general vamos en dirección opuesta a la tuya. Debemos emprender el camino hacia Jesús”, decía el texto preparado por Francisco y que, en su ausencia, fue pronunciado por el cardenal Baldassare Reina, Vicario General para la Diócesis de Roma.

El Papa señaló que “el Vía Crucis es la oración del que se pone en marcha e interrumpe nuestros recorridos habituales para llevarnos del cansancio a la alegría”. A ello, sumó que el camino de la cruz no es sólo una subida difícil sino también una bajada: la de Jesús hacia los que ama, hacia un mundo amado por Dios. “También los jóvenes se fatigan y los adultos tropiezan, pero los que esperan en ti renuevan sus fuerzas. Alzan el vuelo como las águilas”, agregó.

La cruz fue cargada por turnos por diferentes grupos que representan los rostros del mundo actual: jóvenes, migrantes, trabajadores sanitarios, voluntarios, educadores, personas con discapacidad y miembros de Cáritas, entre otros, según consignó el sitio Vatican News.

Con la mirada en la cruz, los asistentes rezaron por la paz y la unidad de la Iglesia. En un momento de silencio colectivo, Francisco pidió aprender a recomponer los lazos de la fraternidad: “Si hoy la Iglesia parece una túnica desgarrada, enséñanos a tejerla de nuevo con tu amor”.

“Tú eres el verdadero Jubileo. Convirtámonos a ti, Jesús, que clavado todo lo puedes”. Los fieles elevaron entonces una súplica: “Enséñanos a amar”.